Paternidad

No ha estado nunca, para nada, en mis planes el tener hijos. Siempre lo he considerado una responsabilidad inmensa, mayor de lo que se puede responsablemente asumir, por lo menos que yo me sienta capaz. Apenas me hago responsable de mí mismo... y voy a estar trayendo gente al mundo... o sea, ¡ni loco!

Sin embargo, hasta hace poco tampoco consideraba para nada el tener una pareja, digamos en términos afectivos de una relación estable. Muchas veces he fantaseado de tener sexo con distintos hombres, y no algo sólo físico, sino con cariño, con una conexión afectiva; pero sin proyección hacia una vida en común. Entonces estoy temiendo que en algún momento comenzaré a sentir deseos de tener hijos, algo que siempre he considerado completamente ajeno a mí.

Sí he pensado en los niños que nacieron en condiciones tan adversas, que duermen en la calle, que se prostituyen; y pienso en lo poco que he hecho de mi vida comparado con las oportunidades que he tenido. Pienso que seguramente ellos agradecerían y aprovecharían tanto más que yo tener sólo el 10% de los beneficios que yo he tenido.

Qué injusticias hay en este mundo, y uno contribuyendo más aun...

También me ha tocado ver cabros jóvenes que llegan a las empresas en que he trabajado, ganando poco, con una formación académica menos favorecida que la mía, quizá con situaciones familiares complejas, pero poniendo todo su empeño en salir adelante...

He pensado que mi presupuesto (en ese entonces) habría podido perfectamente absorver el gasto de darle una mejor educación técnica o profesional a esos cabros. Pero al mismo tiempo he considerado que mi inestabilidad síquica no me permite asegurar que hubiera podido mantener ese aporte por el tiempo necesario para completar esa educación, y quizá habría sido más traumente interrumpir el aporte a medio camino.

También he pensado en cómo tomarían ellos este gesto de mi parte. Si hacerlo en forma anónima o no. He pensado sobre el vínculo que se estaría generando entre esta persona y yo.

He pensado también sobre cuál sería el curso que podrían tomar las cosas. Me refiero a que quizá también esta persona podría no valorar el gesto, desatender los estudios, o bien no estar interesado en el desafío.

Todos estas variables como que me han llevado a la conclusión que, si se va a “invertir” en una persona (qué frío, pero a fin de cuentas es un poco eso, una inversión), pues es razonable intentar tener bajo “cierto control” cual va a ser el curso que esta persona va a tomar y que efectivamente lo siga y lo mantenga. En este contexto es entendible el desear contar con la capacidad de influenciar o intervenir en la vida de esa persona, de modo que la trayectoria planeada se mantenga. Y claramente tratándose de hijos biológicos las condiciones serían óptimas para ello.

Sin embargo, con tanto control, a fin de cuentas se transforma en un gesto de egoísmo en lugar de generosidad... Es curioso como se puede llegar tan fácilmente de un extremo al otro...


Por otra parte, recuerdo la visión que desde joven me formé acerca de la condición de hijo y la condición de padres, y que de hecho se la hice presente a mis padres en algún momento:

Como hijo no tengo ninguna responsabilidad hacia ustedes. A mí no me preguntaron si quería venir al mundo. Ustedes lo decidieron. No me preguntaron qué me parecía la idea. Ustedes son los responsables de mi existencia y por lo tanto es su deber velar por mi bienestar, sin derecho a esperar ninguna retribución de mi parte.

Pobres mis padres... se sacaron la lotería conmigo... ¿no creen? :S