La otra razón

Pensaba sobre la invitación que algunos de mis terapeutas me han hecho de conversar un café, y no quiero dejar de poner sobre la mesa un punto en el que quizá no han reparado.

Es verdad, el temor de revelar mi identidad es un factor muy fuerte que me frena de aceptar su invitación. Sin embargo, hay otros factores.

De la mano con mi identidad está mi reputación, o como yo me veo a mí mismo, y la imagen que quiero proyectar. Digamos que, a pesar de que teóricamente he llegado a respetar y admirar el valor con que los gay enfrentan la sociedad, de todas formas siento un rechazo visceral. O sea actualmente no estoy dispuesto por ningún motivo a ser visto en público con tipos gay (por muy machos que se vean).

Sólo pensar que alguien más que los conozca a Uds., sabiendo que son homos, nos viera y, por esas casualidades de la vida, me conociera a mí también, me hace desechar por completo la posibilidad de una reunión.

Es vergonzosa mi actitud, lo sé, es una tremenda falta de respeto y consideración hacia quienes han tenido la generosidad de compartir conmigo online. Y por lo mismo no quise dejar de hacérselos ver, porque no quisiera estarles faltando el respeto veladamente, y al mismo tiempo usufructuando de su buena disposición conmigo.

Lo lamento, pero es como me siento.

Reconozco mi morbo por saber cómo son las vidas de tipos homo, y en este sentido el leer blogs me ha sido muy útil. Pero claramente es lectura que hago a escondidas, no dispuesto a reconocer abiertamente siquiera que he leído un sólo blog gay.

Me dirán que estoy renegando de lo que soy... En fin, como sea. Pero no quería ocultarles esto.

Imagino que este post producirá rechazo en mis terapeutas actuales y desincentivará la llegada de nuevos reclutas. Pero así tendrá que ser no más. No quiero que el sentimiento de culpa por no decirles esto me siga mortificando.