The Live Experience Reloaded

Pensaba cómo lograr que la magia de la blogsfera se trasladara al mundo real. Creo que está todo en un mismo, pero no por eso lo veo más fácil...

Por ejemplo, a mis vecinos no los conozco casi nada, y eso que he vivido toda mi vida en el mismo barrio. No es que pretenda salir a tocarles la puerta y decir “Hola, qué gusto conocerlos, yo soy GP, vecino suyo. Para saber acerca mío pueden ver mi blog. Me gustaría saber cuáles son las cosas que ustedes piensan pero que no conversan con nadie. ¿Me prestan su diario de vida y se los devuelvo más tarde? Les voy a ir dejando un post-it en las páginas con mis comentarios, ok? Si quieren publicar su diario en Internet les puedo dar una mano. Aparte que para mí también será más cómodo para leerlo.” O sea...

Creo que Internet no acorta distancias, sino que elimina completamente el concepto de distancia. Claro, uno puede tener ciertos prejuicios por el país, ciudad o comuna que indica el perfil del blog, pero la gracia es que uno puede leer sin tener que dirigirle la palabra a esa otra persona. Sin tener que manifestar abiertamente y de ante mano el interés en conocerla. ¿Por qué eso nos inhibe en la vida real? ¿Timidez, desconfianza?

Siento que puedo estar dejando pasar oportunidades de conocer gente notable en el mundo real, al no estar dando un paso adelante para hacerlo, y más aun, al estar dando un paso atrás cuando las personas dan un paso en mi dirección.

También es cierto que uno está más protegido en la blgosfera. Por ejemplo, si tocara alguien que no congenia con uno, pues uno simplemente sigue de largo, sin que lo vean. No hay mayor riesgo de una mala palabra, un insulto o incluso un golpe.

Pero es un hecho que la blogsfera es la antesala de las relaciones. Porque cuando hay buena onda con alguien, las ganas de juntarse en persona aumentan exponencialmente, y, al menos en mi caso, no me he llevado ninguna mala impresión luego de conocer en persona a quienes partí conociendo por su blog y por chat. Creo que es la experiencia que deja más en evidencia los prejuicios que uno tiene, y que a veces uno piensa que son pocos; pero no.

Creo que definitivamente ha sido por no haber partido conociendo en persona a mis terapeutas, que logré apreciarlos. Es vergonzoso, pero así es, y más vale reconocerlo.

A este punto he pensado que ya quiero tener lo mejor de ambos mundos. Quiero poder conectar sin prejuicios con las personas en vivo y en directo. Los prejuicios son lo único que me hace mantenerme detrás de esta pantalla, y es muy frío. Por muy intenso que pueda ser el lazo que se logra establecer con otras personas vía blog y chat, el poder saludarlos y verlos en persona le suma mil dimensiones a la experiencia. Quiero eso, degustar la experiencia, con todos los sentidos, pero sin perder la capacidad de conectar directo a la fibra. Que las caretas no se interpongan.