Post inmoral

Tengo que ponerme las pilas, tengo que ponerme las pilas, tengo que ponerme las pilas. Navego y navego, posteo, reviso mail, hago algo de ejercicio, me doy una vuelta por aquí y por allá, avanzo algo en estudiar (pero una miseria), escucho música, y prácticamente eso es lo que he estado haciendo desde hace algún tiempo, sólo eso.

La música que más me entusiasma la escucho y me dice lo viejo que estoy, que ya no estoy para andar canturreando eufórico y dármelas de vociferar ideales y que tengo el mundo por delante. Porque no es así, lo sé, lo tengo muy claro.

Está el blog Como Sea, pero también es una iniciativa sin disciplina, y tampoco es arte, al que pudiera perdonársele la indisciplina.

Advice for the young at heart, advice for the young at heart, advice for the young at heart... Ah, qué bonito... qué poético... qué sutil... ¿Pero de qué me sirve? ¿De qué me sirve el intelecto, el darme cuenta de cosas, si después no reacciono?

Tengo claro que esto hace rato ya que no tiene nada que ver con la homosexualidad. Digamos que estaba oculto detrás de la sombra del monstruo que era para mí la homosexualidad. Pero este otro monstruo, la flojera, la mediocridad, la cobardía, creo que era incluso más grande que el de la homosexualidad. De hecho ya veo que la homosexualidad en mí se alimentaba de esos otros monstruos para potenciarse y darme razones para no hacer nada al respecto, sino tan solo replegarme y ver el mundo pasar delante mío.

Busco blogs de un tono u otro según mi estado de ánimo, y se puede encontrar de todo, por supuesto. ¿Pero qué es lo que yo voy a hacer con mi vida? Ese es el punto, no otro.

Hoy voy a un concierto, creo que la voy a pasar bien, pero nuevamente voy de espectador, como he estado en casi todo últimamente. Y creo que no lo voy a disfrutar tanto, no porque el concierto no sea espectacular en sí mismo, sino porque yo estoy descontento conmigo mismo. Estoy avergonzado de mí mismo, estoy hastiado de mí mismo, de no jugármela por algo, de no tomar riesgos, de no tener logros que mostrarme a mí mismo. Y cuando termine de basurearme seguramente me voy a deprimir y me voy a poner autocomplaciente, o sea un fiasco, patético, grotesco. Creo que por eso les llaman pecados capitales.

Tengo que lograr auto disciplinarme. Tengo que hacerlo. Hacerlo, y no ponerme a decírmelo ni a escribir en mi blog que debo hacerlo.

Es mi vida la que estoy dejando pasar, la que se está desperdiciando. ¿Voy a esperar a consumirme todos los ahorros? A tanto llega la flojera que ni siquera he sacado la cuenta para cuánto tiempo más me alcanzan. No lo sé, así de bruto, así de flojo.

Me voy al concierto, igual no me lo pierdo.