La prueba de fuego

Aún no leo lo que habrán escrito los otros, con quienes me reuní. Fue un evento notable. Distinto a los anteriores porque no fue sólo con una persona, sino que seríamos cuatro, pero al final terminamos siendo seis...!

Hace poco había cancelado dos encuentros con terapeutas nuevos. Fue una de mis canalladas, aunque digamos que fue una micro canallada, pues no tuvo consecuencias tan desastrosas, tan sólo fui descortés.

Había cancelado por la incomodidad que comenté en un post anterior. Pero ahora recibía una invitación desafiante... Claro, porque antes yo había propuesto un meeting de a tres, y uno de los convocados había desistido; pero ahora ese mismo personaje me invitaba a una reunión de cuatro.

Yo tenía varias consideraciones. Por una parte, el no mostrarme descortés, distante e intimidado por la situación; demostrar que sí estaba en condiciones de manejar la situación. Por otra parte, la preocupación de que seguir reuniéndome con gays asumidos pudiera en alguna medida afectar mi intención de cambiar a hétero. Pero a fin de cuentas estimé que no podía andarme escondiendo de los homo, que si voy a cambiar a hétero, no puede ser un cambio tan frágil que el hecho de reunirme con homos lo pueda deshacer en un dos por tres. Así que confirmé y fui. Sería la prueba de fuego.

¿Cómo estuvo? Pues... aquí se complica un poco la situación en términos de que lo “políticamente correcto” inevitablemente entra en escena. Porque sí, es verdad que dije que mi blog no tendría contemplaciones con lo políticamente correcto; pero al mismo tiempo tampoco se trata de ser desconsiderado ni faltar el respeto, especialmente a personas que han sido tan generosas conmigo. Así que me remitiré a las observaciones con las que sienta que no estaré ofendiendo a los demás comensales.

Entonces, ¿cómo estuvo? Pues estuvo bien. O sea, no hubo mala onda para nada, todo lo contrario. También pude observar como se desenvolvían en un grupo, pues con varios me había reunido antes, pero de a uno. Así que eso fue interesante. Ver quiénes llevaban la conversación en un momento u otro, los temas que se ponían en la mesa, cómo reaccionaban los otros, qué comentaban al respecto, etc.. Y, claro, hubo temas con los que enganché más y con los que enganché menos, o definitivamente no enganché. Pero es parte de lo que se puede esperar de cualquier reunión grupal. Y creo que eso fue lo que no disfruté tanto, el que a veces la conversación pasara por temas que no me eran interesantes. Pero lo que más extrañé fue el que en una reunión grupal, en la cual los asistentes no habían estado todos juntos anteriormente, pues los temas tienden a ser más bien livianos, digamos, de gusto general. Así que eso fue muy poco interesante. Pero, bueno, era de esperar.

Sin embargo, no quiero dar la impresión de que no lo pasé bien, porque realmente todos eran muy agradables y me reí montones con varias tallas que fueron saliendo.

Así que así fue. Hubo dos que no conocía de antes y en esas circunstancias no pude conocerlos en profundidad, pero igualmente me formé una idea general de sus formas de ser.

¿Cómo salí de la prueba de fuego? Pues, bueno, no salí corriendo despavorido como quizá algunos habían imaginado. Diría que en términos generales me comporté educadamente, aunque bastante más retraído que en los meetings de a uno.

Y hasta aquí puedo llegar para no entrar a puntos escabrosos. Como dije, finalmente lo políticamente correcto se infiltró en mi blog. Y, bueno, tampoco es tan terrible. Como dije, es en la medida necesaria para no faltar el respeto.

Les agradezco la invitación y, lo principal, sigo teniendo la mejor opinión de ustedes, la que, en todos los casos hasta el momento, se ajusta a la imagen que me había formado en base a sus blogs y los chats que hemos tenido, lo que me sorprende gratamente.

Un gusto haberlos conocido, y veremos cuando seguimos en contacto.

Muchas gracias,

GP

P.D. Y ahora voy a leer lo que escribieron los otros...