Los amigos y amigas del trabajo

Me cuesta reconocerlo, pero de a poco la idea de confesar a algunas personas (no de la blogsfera) sobre mi situación, no está tan lejana.

El alivio que me ha brindado el compartir con mis terapeutas, vía Internet y cara a cara, me ha dado la tranquilidad para no sentirme tan agobiado como estaba en un principio.

Y así, he estado reflexionando sobre las personas con quienes en el trabajo tenía más cercanía. Personas a quienes apoyé cuando estaban comenzando, y que me apoyaron a mí también, y mucho. A encontrar trabajo o a cambiar a un trabajo mejor.

Personas con quienes compartí en algunas oportunidades fuera del trabajo, casi siempre con el estrés latente de estarlos estafando, y así sin poder disfrutar completamente esos momentos; pero, descontando ese factor, personas con quienes me sentía muy a gusto, y creo que ellos también conmigo.

Personas cálidas, comprometidas con el trabajo, honestas y generosas. Respetuosas. Digamos que personas con valores que yo aprecio, aunque yo mismo no los poseo, o al menos los traiciono con más frecuencia de la que quisiera.

Creo que en general, de las personas que trabajaron conmigo, directa o indirectamente, seguramente varios en algún momento consideraron la posibilidad que yo fuera homo, al no haber tenido nunca siquiera un pololeo ni nada con mujeres, pero tampoco con hombres.

Sin embargo, creo que hay varios que ni se lo imaginan. La actitud excéntrica que proyecté fue altísimamente efectiva. Recuerden, soy Great Pretender.

Cuando más lo veo confirmado es cuando personas que yo siento que me estiman, hacen tallas (bromas) sobre los maricones, huecos, etc.. Quizá no son tallas con especial encono, sino más bien en tono jocoso. Pero a fin de cuenta son tallas en que se ridiculiza, aunque livianamente, a la persona.

Tallas dirigidas a mí y también a otros. En realidad, a cualquiera en general. Tallas que realmente no buscaron perjudicar decididamente a nadie, sino más bien alegrar el ambiente.

Y así, esas tallas me confirman que en algunas de las personas que conocí en el trabajo, no tienen la más remota sospecha acerca de mi situación.

Personas que se han preocupado de mí incluso después que dejé el trabajo, e incluso a quienes yo inicialmente aparté. Sólo chateé ocasionalmente con ellos, mendigando encubiertamente una palabra, para aplacar la soledad de la cuarentena que me había decretado.

Con el alivio que me ha brindado el compartir con mis terapeutas, me animé a chatear un poco más con mis amigos del trabajo, e incluso vi a uno de ellos, para pedirle un favor sobre un tema técnico.

Sentí una sincera preocupación de su parte hacia mi persona, y eso me confortó. Aún persiste la sensación de culpa por estarlos estafando al no revelarles mi situación, pero fue menos intensa.

Creo que los razonamientos que he tenido finalmente han logrado ir aplacando el pánico que siempre sentí por revelar esta situación.

De hecho, debo admitirlo, aunque me avergüenza, en alguna medida disminuyó la urgente necesidad de convertirme a hétero. Creo que es porque creía que sería la única forma en que me iba a poder sentir bien conmigo mismo. Bueno, disminuyó, pero tampoco significa que desapareció.

Ciertamente que no puedo saber de antemano cómo reaccionarían, y eso me atemoriza... Creo que surgirían en su mente un sin fin de interrogantes, y el juicio que tienen de mi persona se convulsionaría.

Quisiera encontrar las condiciones apropiadas para poder hacerles esta revelación. Poder decirles que es algo de lo que me avergoncé y sentí culpable por mucho mucho tiempo, y que aún me incomoda muchísimo. Decirles que entiendo que les puede resultar chocante, y que quizá no van a tener claro de inmediato su parecer al respecto, sino que va a ir decantando con el tiempo.

Quisiera poder despejar todas sus dudas respecto de los motivos por los cuales manejé la situación de la forma en que lo hice, y por qué he tomado la decisión, después de tantos años, de revelarles este dato.

Creo que es porque son personas que estimo mucho, y con quienes quisiera poder mantener una relación de amistad, y precisamente para que ésta pueda desarrollarse, necesito que sepan sobre esto. Mantenerlo oculto lo siento como reconocer que es algo vergonzoso y culposo.

Me preocupa que la noticia circule sin control. Me preocupa mucho que estas personas efectivamente sean lo suficientemente discretas para no difundir esto. No sería fácil para mí revelarlo, aunque sea a una sola persona, menos aún admitirlo públicamente. No, eso sería demasiado estrés, colapsaría.

También pienso qué sentido tendría contarles, si en definitiva mi intención es convertirme a hétero. Pero realmente no sé cuánto tiempo podría tomar ese proceso, y tampoco estoy seguro si será exitoso. Y en el intertanto necesito sociabilizar. Estoy consciente que no es sano mantenerme aislado, me daña mucho como persona.

En cuanto a mi familia, no sé, creo que por una parte sería justo que lo supieran primero, pero creo que sería un paso mucho más difícil para mí, de modo que creo que conviene dar primero pasos más pequeños.