Ya fue

Y así fue, así como había dicho.

Los tipos sabían su cuento, lo hacían bien, muy bien; y nosotros nos sabíamos el disco, bien, demasiado bien. En treinta años hay más de una oportunidad para escucharlo muy detenidamente. En todo momento sabíamos qué iba a pasar a continuación, porque era una reproducción, no había innovación. Porque si la hubiera habido nos habríamos sentido estafados, habría sido una blasfemia. Así que todo anduvo al pie de la letra.

El disco es excelente, la interpretación fue notable, las proyecciones, luces y disfraces fueron precisos. OK, todo bien. Sí grité como colegial, o como hincha de fútbol, y canturrié algunas partes. Hice “air drumming”, como dice Sinister. Me permití rayar la papa un rato, y lo disfruté, pero al mismo tiempo me estaba observando a mí mismo, y de un principio sabía que todo se iba a desvanecer de inmediato una vez concluida la presentación. Los costalazos de la carrocería sin amortiguador de la micro, a los diez metros devastaron el recuerdo.